Fundación sin fines de lucro, creada en 1998 por iniciativa del padre Antonio Zubía.
Fundación sin fines de lucro, creada en 1998 por iniciativa del padre Antonio Zubía.
Abarca diversas actividades y servicios en beneficio de personas necesitadas en lo social, humano y espiritual.
Siguiendo principios cristianos que conlleven a la convivencia de una sociedad en tolerancia, la no violencia y la paz.
Institución promotora de programas y proyectos de carácter social que tiendan al mejoramiento intelectual, moral y humano.
Contando con un equipo humano de experiencia capaz de dar respuestas a las necesidades de nuestra población objetivo .
Contribuimos a la transformación social e individual de las personas excluidas y vulnerables.
Facilitar la nivelación escolar de los niños sin formación y re-insertarlos en la educación formal.
Promover la cultura de valores ciudadanos y cristianos de integración a la comunidad.
Desarrollar proyectos educativos y de capacitación laboral dirigidos a los sectores de menos recursos, con énfasis e los niños, jóvenes con dificultades y sus familias.
El 12 de Octubre de 1989, llegaron a Catia enviados por el Papa Juan Pablo II, la misión familias, acompañadas por el Padre Antonio Zubia, desde entonces, se han formado en la capilla comunidades que a partir del anuncio de Jesucristo se han ido incorporando a la parroquia y que están renovando su bautismo de una forma existencial y como consecuencia se ha producido un cambio de vida y de comportamiento que se ha dejado notar en el barrio.
Surge así la idea de formar la «Ciudad de ña Esperanza» que cubriría necesidades religiosas y sociales de formación y de capacitación con el apoyo de empresarios fundadores, conocedores de la actividad del padre Antonio.
Se empezo con la compra del inmueble y la puesta en marcha de las primeras actividades: Biblioteca, Alfabetización, Escolarización (niños sin escuela), Talleres para mujeres, etc.
Gracias a los esfuerzos de todos se construye el edificio de 5 plantas del que hoy disfrutamos. Y el 10 de Abril del 2002 se inaguró. Desde entonces nos hemos dedicado a impartir cursos de capacitación, formación profesional y otras actividades. Atendiendo a niños, jovenes y adultos a través de diferentes convenios con DVC, PROJUVENDES, OPORTUNITAS, CANTV, etc.
Ha sido de gran importancia el aporte de la comunidad en actividades en la recolección de fondos…
Gracias a los que han puesto su granito de arena, aquella esperanza es hoy una realidad…
Cercanos,serviciales y acogedores.
Sencillos y alegres.
Generosos y dispuestos a implicarse en su trabajo.
Capaces de compartir y trabajar en equipo.
Empeñados en el desarrollo constante de su ser.
Maduros y coherentes.
* En nuestra labor educativa formamos en una concepción cristiana de la vida y de la persona, trabajamos en la proclamación del Evangelio, en el progreso y transmisión de la cultura y en la transformación de la sociedad, de acuerdo con el mensaje de salvación.
* Preparamos a los alumnos para que puedan llegar a una adhesión personal, libre y explícita a la fe cristiana en la Iglesia.
* Nos gustaría orientar a nuestros alumnos para que según sus aptitudes puedan responder profesionalmente con eficiencia a las necesidades de la sociedad.
Personas que trabajan en la institución o han trabajado por hacer posible este proyecto de esperanza.
El 28 de diciembre del año 1988, el papa Juan Pablo II bendecía en una convivencia en Italia de las muchas familias del Caminos Neocatecumenal ofrecidas para ir por todo el mundo entero anunciando el Evangelio, a cuatro familias españolas, destinadas por sorteo a Venezuela. El 15 de junio de 1989, fue eñegido el Padre Antonio María Zubía, marianista, para acompañarles. Todos ellos llegaban a Caracas el 13 de octubre del mismo año. El Cardenal, Monseñor José Alí Lebrún, arzobispo de Caracas, a ruegos del Padre Willy Polders, Salvatoriano belga, pidió a Kiko Arguello unas familias para atender a una d elas zonas más abandonadas de la ciudad.
Los primeros tiempos fueron difíciles, en especial por la delicuencia, pero pronto se dedicaron a lo «suyo» que era anunciar el amor de Dios. Surgen las primeras comunidades y pronto se nota un serio descenso de el número de muerrtes violentas, lo que lleví a ver un «Futuro de Esperanza».
Ante la necesidad de locales para toda la actividad religiosa, vieron la necesidad de adquirir un terreno donde se construyó lo que se conoce por «Ciudad de la Esperanza». La realidad de la zona hizo pendar que se tenía que cuidar el aspecto humano y social, en especial cuidado a los niños sin escuelas, ayudando en los estudios a niños y jóvenes. Ese fue el regalo del Señor.
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